Rusia

La majestuosidad de San Petersburgo nunca deja de fascinar a los visitantes. El agua está por todas partes en la ciudad de los 342 puentes. Con sus elegantes canales y su imponente río Neva, , la capital imperial esconde tesoros artísticos y culturales invaluables. Se puede pasar días en el Hermitage admirando momias egipcias o las pinturas de Picasso. De mayo a julio, son legendarias las «Noches Blancas», en los que el sol apenas se esconde bajo el horizonte, los festivales están en pleno apogeo en las salas de conciertos y toda la ciudad parece estar celebrando este breve pero espléndido verano. 

En Moscú, la capital política, económica y cultural de este inmenso país, están las raíces medievales de Rusia: el Kremlin, que conserva el esplendor de los grandes príncipes de Moscú, y la Catedral de Basilio, testigo de la derrota de los tártaros. Pero también recuerda un pasado más reciente. En la Plaza Roja, el fundador del estado soviético yace momificado por la eternidad. Moscú siempre ha sido conocida por la diversidad de su población y la riqueza de su cultura. Hoy más que nunca abundan las actividades culturales. Sea una ópera de Tchaikovsky o una obra de Chéjov, las artes escénicas se encuentran entre las mejores y más baratas del mundo. 

Pero más allá del cosmopolitismo de Moscú y el esplendor imperial de San Petersburgo, Rusia sigue siendo una tierra de aventuras a las puertas de Europa. ¿Asiático o europeo? ¿Nación moderna o Imperio nostálgico por su grandeza? No es fácil hacerse una idea clara de la Rusia contemporánea. Sin embargo, de Moscú a San Petersburgo, de la tundra a los picos del Cáucaso, del Volga a Vladivostok, este país revela una realidad compleja, lejos de los clichés de un país a la deriva. Sin olvidar la hospitalidad de sus habitantes, una inteligente mezcla de alegría y melancolía, aspereza y simpatía.

Solicitar presupuesto