Gangtey Lodge recompensa a los viajeros más intrépidos con vistas espectaculares de uno de los lugares más remotos del mundo.
Hace cincuenta años, Jigme Singye Wangchuck, cuarto Rey Dragón de Bután, acuñó el término “Felicidad Nacional Bruta (FNB)”, un indicador que desde entonces mide el bienestar de los habitantes de este singular país del Himalaya.
Dicho concepto también ha sido abrazado por Gangtey Lodge, un pequeño hotel ubicado en lo alto del Valle de Phobjikha que ofrece la combinación perfecta de lujo, naturaleza, cultura y espiritualidad.
Tras dos años y medio de cierre, Bután reabri´`ó sus fronteras en septiembre de 2022 con un aumento de la tasa turística, o Sustainable Development Fee (SDF), que pasaba a ser de 200 dólares (unos 194 euros) por persona y día.
El objetivo es mantener el país con emisiones negativas de carbono y conseguir que siga siendo un destino verde para los turistas, al mismo tiempo que se protege a su gente, cultura, valores y medio ambiente.
El SDF está destinado a actividades que preservan el patrimonio cultural del país y garanticen el desarrollo de actividades turísticas que ayuden a las comunidades locales a prosperar económicamente.
“Nuestra familia de Gangtey Lodge está emocionada de volver a estar junta y lista para celebrar el regreso de los viajes con nuestros huéspedes. Estamos ansiosos por compartir las nuevas experiencias de bienestar que hemos desarrollado y para sumergir a los huéspedes en la naturaleza, la cultura y las tradiciones de nuestro hermoso valle”, afirma Khin Omar Win, propietario de Gantey Lodge.
Inspirado en una casa de campo butanesa, el alojamiento cuenta con doce lujosas suites que llevan el estilo de vida rural al siguiente nivel gracias al exquisito uso de la piedra vista, la madera pulida, los tonos tierra y los objetos de diseño local, como las alfombras tejidas a mano y las obras de arte.
Todas las suites cuentan con una bañera independiente e impresionantes vistas del inmenso valle.
UN VALLE LLENO DE EXPERIENCIAS INOLVIDABLES
Miembro de Small luxury hotels of the World, Gangtey Lodge celebra este año su décimo aniversario con nuevas experiencias para todo tipo de viajeros y divididas en cinco apartados: naturaleza, bienestar, espiritualidad, gastronomía y cultura.
“Nuestro prístino valle cuenta con multitud de caminos y senderos que serpentean a través de densos bosques de pinos, prados abiertos, pueblos tradicionales y áreas de descanso de grullas”, comentan desde Gangtey Lodge, cuyas experiencias en la naturaleza se adaptan a todos los niveles.
Puedes optar por las caminatas en la naturaleza o tomar una de las bicicletas de montaña de las que dispone el hotel. Los ciclistas más pro pueden aventurarse a subir a la cima del Paso de Lawa.
Además, el valle es el lugar de descanso de las grullas de cuello negro, una especie en peligro de extinción que llega a finales del mes de octubre desde la meseta tibetana y se queda hasta mediados de marzo. El Centro de conservación de la grulla de cuello negro de la Royal Society for the Protection of Nature (RSPN) protege a estos animales y también enseña a los lugareños y visitantes sobre la importancia de los mismos.
Las experiencias orientadas a la espiritualidad ayudan a apoyar el Gangtey Geonpa (monasterio) y la Shedra (escuela dudista), ambos del siglo XVII y a pocos pasos de distancia entre sí y de Gangtey Lodge. Puedes unirte a una ceremonia de purificación (thrusel), asistir a las oraciones matutinas o vespertinas de los monjes en la Shedra, tomar una clase de meditación o participar en la ceremonia de encender lámparas de mantequilla (khar-ma) en el monasterio o visitar el templo de Kumbu Lhakang.
El apartado de actividades culturales incluye propuestas como visitar una granja tradicional o probar tus habilidades en el tiro con arco (dha) o los dardos (Khuru), los deportes favoritos de los habitantes de Bután.
Después de un día de inmersión en el valle, relájate con un masaje en la habitación junto a la estufa de leña o un tradicional baño de piedras calientes al atardecer. Para una experiencia gastronómica íntima y personalizada, dirígete al edificio principal y déjate sorprender por la cocina tradicional del lugar. La felicidad –butanesa– era esto.
Texto e imágenes: Revista Traveler