BLOG

Sugerencias de viajes

Thompson Madrid, y el sueño americano se rindió al lujo castizo

Así vivimos la primera noche en Thompson Madrid, el primer paso en la expansión de Thompson Hotels en Europa y una de las aperturas más esperadas (y sorprendentes) de la capital. 

Vistas al Madrid de los Austrias desde la suite 701 del Thompson Madrid

El primer golpe de efecto de Thompson Madrid lleva meses clavado en nuestras retinas: un imponente edificio blanco de nueva construcción entre la calle Montera y la Plaza del Carmen que, para feliz sorpresa de todos, parece llevar ahí toda la vida y sublima la fotogenia del skyline a este lado de Madrid. 

Los terrenos que antaño ocuparon los emblemáticos Almacenes Arias, los Cines Montera y (toma guiño para indies nostálgicos), las sesiones pop del Elástico en la sala Wind, dan ahora vida al hotel más neoyorquino de la capital. Pero ojo, también al que aspira a ser el más castizo. 

Thompson Hotel Madrid del estudio de arquitectura López y Tena

Quien ha pateado Nueva York sabe que hay un no sé qué en ella que conecta fuerte con Madrid. O viceversa. Serán sus prisas, será aquello de que ninguna duerme jamás, será esa Gran Vía creada a comienzos del siglo XX con la vista puesta en Manhattan, será que ambas son junglas de asfalto en las que todo se mezcla como un cóctel perfecto: el lujo con la bohemia, el chic con el kitsch, la vanguardia con lo de toda la vida. El lío. Y de eso va Thompson Madrid. 

¿POR QUÉ RESERVAR?

Porque su ubicación te hará vivir el Madrid más auténtico, el del trasiego de la Gran Vía y sus calles aledañas, ávidas de aventuras a cualquier hora del día y de la noche. Importante: no hay otro hotel de lujo que pueda presumir de más y mejores vistas a la Puerta del Sol, cuyo emblemático reloj es el absoluto protagonista de cada una de nuestras Nocheviejas. Sobra decir que tomar las doce uvas desde aquí promete ser uno de los planes más deseados de 2022… en adelante.

Vistas a la Gran Vía desde la azotea y piscina de Thompson Madrid

Y otro dato a tener en cuenta porque no nos engañemos: en Madrid hace calor. Mucho. Cada año más. Y la piscina del Thompson es generosa, planteada como un spa al aire libre con sus zonas de jacuzzi y ubicada en una colosal azotea con vistas 360º, zonas de sombra, restauración, hamacas… El cliché de “oasis urbano” aquí transmuta en una verdad tamaño templo. 

EL AMBIENTE

Castizo, cercano y cosmopolita. La recepción, amplia pero recoleta y con unos baúles a modo de mostradores como guiño al viajero, busca ser acogedora, con una barra, varios sofás y mesas para tomar algo, charlar y ver la vida madrileña pasar. 

La plaza del Carmen, donde se encuentra la entrada, estará unos cuantos meses en obras, así que de momento habrá que esperar para disfrutar de ella y también de la terraza que estará frente a The Omar, su restaurante-panadería, con acceso desde el hotel e independiente por una puerta anexa. Eso sí, una buena noticia en tiempos de hormigón: tras la reforma, la plaza seguirá cuajada de árboles para ejercer de pequeño pulmón verde entre las calles que llevan a la Puerta del Sol.

Del edificio, firmado por López y Tena, llama poderosamente la atención el efecto creado a través de los dos grandes patios centrales, que permiten la entrada de luz y provocan una perspectiva que al caer el sol se torna cinematográfica. Es ahí cuando se ratifica esa atmósfera constante de homenaje al viajero; cuando casi crees atisbar a un nuevo Willy Loman arrastrando su maleta entre la tenue luz de los pasillos. Sí, es ahí cuando ves el hotel que quiere ser hogar.

Recepción Thompson Madrid

En la planta 1 se ubica el gimnasio –donde ofrecen clases privadas y sesiones de entrenamiento por grupos–, mientras que la planta 4 cuenta con una gran zona de reuniones y eventos con varias salas dotadas de la última tecnología, tres salones de baile y un enorme vestíbulo con patio. Y un dato curioso: cada espacio luce el nombre de una rutilante mujer española, Lola, Carmen, Penélope, Isabel… 

HISTORIA

En 2024 abrirá Thompson Viena, pero de momento este es el único europeo entre los 18 hoteles (dos de ellos en México, el resto en Estados Unidos) del cálido sello del grupo Hyatt, cuyo nombre se debe a que el primer Thompson estaba ubicado en la calle homónima del SoHo neoyorquino. 

Aquella apertura (en 2001) fue clave para el impulso artístico y cultural de un barrio que empezaba a formalizar su bohemia y requería puntos de encuentro más sofisticados. Ya cerrado, a cambio Nueva York presume hoy de tres Thompson, dos en Downtown, The Beekman y Gild Hall, y uno en el Upper West Side, Thompson Central Park Nueva York.

Detalle de una suite en el Thompson Madrid

LAS HABITACIONES

175 habitaciones que incluyen 22 suites, repartidas entre las 8 plantas del edificio, y la Suite Penthouse, situada en las plantas 9 y 10 y con acceso independiente. Aunque en nuestra visita aún faltaban algunos detalles decorativos, sí podemos avanzar que los más de 220 metros cuadrados incluyen bar, comedor, balcón privado y salón en la planta baja, mientras que en la superior se encuentran los dormitorios, baños, salón y una pequeña cocina con vistas de postal. 

Luisa Olazábal firma el interiorismo de la Penthouse, que mantiene el aire mid-century que inunda todo el hotel y la apuesta por los tonos ámbar, las maderas oscuras y los tejidos poderosos, así como el uso de espectaculares piezas de mármol, como esa verde del baño que nos dejó boquiabiertos. Además, en los pasillos, con moqueta estampada que rinde homenaje al empedrado madrileño, cuelgan obras de artistas como Andrea Torres, Marta Bermejo, Pils Ferrer, Mercedes Garrido y Miguel Vallinas, cada uno de ellos en una planta.

Nosotros estrenamos en rigurosa primicia la suite 701 y, aunque es difícil elegir cuál tiene las mejores panorámicas sobre la ciudad, tras haber recorrido otras habitaciones e indagado aquí y allá, no hay duda: si quieres enamorarte de los cielos velazqueños de Madrid, de sus tejados, de las cúpulas de sus iglesias y hasta de los cuasi rascacielos cuasi neoyorquinos de la Gran Vía… quédate en la 701. 

Detalle de una de las suites de Thompson Madrid

Una terraza en ‘L’ envuelve la suite desde el salón, con zona de comedor, mini bar –un mini bar literal, con set de coctelería y todo lo necesario para preparar unos tragos–, un amplio dormitorio con cama King Size, dos televisiones de 55 pulgadas y Chromecast, un baño de mármol negro con ducha, bañera exenta con vistas a la Puerta del Sol, doble lavabo, vestidor y amenities de gran formato de la firma ecológica DS & Durga. 

El manejo de interruptores y luces es intuitivo y sencillo, cosa que, seamos honestos, se agradece infinito en tiempos de marcianas domóticas tantas veces imcomprensibles. El interiorismo aquí, como en el resto de habitaciones, lo firman los madrileños López y Tena Interior Design & Architecture Studio a través de maderas rotundas, grandes piezas de mármol, tonos tostados y cuidada iluminación para crear ambientes cálidos. El resultado evoca lo mismo a Mad Men que a los años dorados de Museo Chicote, al Madrid de Lola Flores que al Nueva York de Truman Capote. Y es así como, de nuevo, ambas ciudades hacen match.

GASTRONOMÍA

Thompson Hotels ha apostado sobre seguro en el terreno gastronómico para dar una alegría a los madrileños… y con la confianza de que también conquistará a los foráneos gracias uno de los grandes nombres de la gastronomía madrileña. 

Nino Redruello le avalan los más de 100 años de historia, historia de Madrid, del restaurante familiar La Ancha, que él ha sabido actualizar y utilizar como base para crear Familia La Ancha, paraguas bajo el que se encuentran Escalope Armando, La Taberna de la Ancha, Las Tortillas de Gabino y el exitoso Fismuler, con sede también en Barcelona, donde recientemente abrieron Molino de Pez. Le faltaba un hotel a Nino y Thompson se lo ha dado. Ahora ya sabemos que él y su equipo han venido a jugar… y a pasárselo bien. No hay mejor método para que el cliente disfrute.

Desayuno en Thompson Madrid con dirección gastronómica de Familia La Ancha

De momento ya lo hace en The Omar, restaurante-panadería anexo al hotel en el que el aroma a pan y bollería recién horneada se mezcla con platos que miran a su Madrid natal y a San Sebastián, la ciudad de su madre. 

Por eso los bocatas de oreja brava bailan el chotis con el bonito de Ondarroa con aliño de choriceros (en temporada), un espectacular tatín de puerro joven y trufa, las croquetas de jamón que siempre borda, un arroz ahumado de pollo Lumagorri y huevo, pescados del día como la merluza frita con salsa verde y wasabi o carnes como el lomo de vaca strogonoff con caviar Oscietra. La harina se cuela en muchas de las propuestas, como en ese pan chino de erizos frescos, en la ostra hojaldrada al cava o en la codorniz horneada en costra de pan ácimo.

De momento los desayunos también se sirven en The Omar, aunque la idea es que pasen a la azotea, donde los últimos días de calor y piscina invitan a picar algo de la carta de room service en formato pool service, también bajo la batuta de Nino y su equipo. Sin embargo, aún falta la traca final, porque no será hasta la primavera de 2023 cuando vea la luz TAMA (nombre provisional) el que huele a su proyecto más personal y “loco”, en palabras del propio cocinero. 

Lomo de vaca lomo Strogonoff y caviar Oscietra The Omar Thompson Madrid

De momento adelantaremos que tal proyecto va de cocina ancestral, de volver a aquellos recetarios de fuego y barro que alimentaban a nuestros tatarabuelos. Y que todo surgió tras un viaje de Nino y su mujer a Nueva Zelanda, viajazo sensorial de las Antípodas a la Puerta del Sol. Una ambiciosa propuesta que planea convertir parte de la azotea en un frondoso bosque para que el comensal conecte con lo más primario, para que olvide que está en el meollo de la ciudad y viaje casi hasta en el tiempo. Seguiremos informando, por supuesto.

Sí abrirá en próximos días (previsto el 15 de septiembre) la otra gran pata del proyecto de Nino: Hijos de Tomás. El nombre lo dio el chiste… por aquello de Thompson, pero tras la broma hay un objetivo muy serio de regalarle a la zona un nuevo lugar de encuentro para noctámbulos. Un enorme piano al estilo del mítico del Toni2 presidirá esta coctelería con alma de boite y entrada independiente anexa al hotel que estará abierta hasta las 6 de la madrugada. 

Con una sonrisa, desde el hotel reconocen lo evidente: “Queremos que el huésped viva aquí dentro el auténtico Madrid, ese en el que sales de un bar casi de día y enseguida buscas un lugar para desayunar antes de irte a casa. Nosotros le esperaremos en The Omar con el croissant recién horneado”.

Detalle de una suite en Thompson Madrid

LA ZONA

No vamos a mentir. La calle Montera nunca se ha caracterizado por ser la más agradable de Madrid. Pero si miras hacia arriba verás que sí puede presumir de interesantes edificios, además de que es evidente el esfuerzo, tanto de las instituciones como de los comerciantes, por darle la buena vida que merece. Tiendas, cafés y terrazas salpican ahora esta zona peatonal que además luce desde hace unos meses la réplica de la entrada modernista a la estación de metro Gran Vía. 

Apenas cuatro minutos separan el hotel de la confluencia de Gran Vía con Fuencarral y Hortaleza y, por tanto, con los barrios de Malasaña y Chueca, animados a todas horas y repletos de tiendas, restaurantes, coctelerías, discotecas… 

Dicen que esta zona es la nueva Milla de Oro, empujada sin duda por la reciente apertura de Thompson, Four Seasons y The Madrid EDITION, además de la inminente llegada de NOBU, JW Marriott, UMusic Hotel (en el antiguo Teatro Albéniz), Metrópolis –del grupo Paraguas–, Brach Madrid –diseñado por Philippe Starck– y, según todos los rumores, el desembarco de Fairmont frente al Teatro de la Zarzuela. Pero dejémonos de inventos porque esto no es ninguna Milla de Oro. Es simplemente Madrid, el Madrid auténtico, sin trampa ni cartón. El Madrid con el que más disfrutamos los madrileños cuando toca presumir de ciudad. Que no es poco.

EL SERVICIO

Carlos Erburu, Director General Cluster de Thompson Madrid, recala aquí avalado por una larga trayectoria en la hotelería, incluidas sonadas aperturas en la capital en tiempos ya lejanos y menos frenéticos que los actuales. Suya ha sido la tarea de crear un equipo que va sobrado de ganas y sonrisas, en parte también porque la inauguración, prevista para comienzos de verano, se ha demorado hasta ahora. Hay ilusión por arrancar, juventud y una manera de conectar con el cliente que rompe los códigos del lujo clásico y, de nuevo, prefiere echar un buen aliño de casticismo a la mezcla. Lo verás incluso en sus uniformes, diseñados por dos grandes firmas (y madrileñas, sí): Devota & Lomba, del diseñador Modesto Lomba, para el equipo de hotelería, y la sastrería Tom Black para los restaurantes.

Durante nuestra visita, tras unas semanas de soft opening y aún con baja ocupación, principalmente de huéspedes estadounidenses, confirmamos ese ahínco del equipo por mostrar y demostrar lo mejor de Madrid. Ayudan los mapas que, ilustrados por el conocido artista Nicoläs Villamizar, invitan al cliente a una ruta alternativa por tiendas, museos, restaurantes y bares de la ciudad. 

Él es, junto a los creadores de Oteyza, firma local de alta costura de sastrería contemporánea profundamente arraigada en la cultura madrileña, parte de una comunidad creativa que estará vinculada al hotel. Además, el propio Nicoläs nos confirmó que pintará una obra de gran formato en una de las paredes negras de la piscina. Sigue su trabajo y entenderás porque promete convertirse en uno de los rincones más fotogénicos del hotel.

SOSTENIBILIDAD

Todos los productos de higiene y baño se ofrecen en formato grande rellenable para limitar el desperdicio de plásticos. Se recomienda que el huésped deje las toallas usadas en el suelo para evitar el lavado innecesario. A través de la iniciativa World of Care, de Hyatt, se trabaja en la reducción de generación de desperdicios y en la economía circular como parte de su responsabilidad corporativa. 

Vistas desde la terraza de una suite en Thompson Madrid

ACCESIBILIDAD

El acceso al hotel no tiene escaleras ni obstáculos hasta la llegada a los ascensores, de gran tamaño. Hay habitaciones diseñadas especialmente para huéspedes con capacidades especiales y/o movilidad reducida, como marca la ley española a este respecto. En términos de diversidad, inclusión e igualdad, Hyatt trabaja desde hace años en su propio manifiesto, Change Starts Here (el cambio comienza aquí), para una concienciación total desde dentro de la propia empresa. Los dueños de mascotas de hasta 15 kilos pueden alojarlos en la habitación sin coste extra, pero no se permite la entrada de animales en bares ni restaurantes.

EL DETALLE

“Con la cultura por Montera” es el juego de palabras que el equipo tendrá que traducir y explicar a los huéspedes que no hablen castellano. Y lo hará porque esta es la frase elegida para dar sentido al anhelo de este hotel: conectar con la cultura local, convertirse en ágora de artistas, curiosos y paseantes, ser el epicentro de ese movimiento que tanto agita el corazón de Madrid. Va a ser verdad que somos un poco Nueva York.

Fotos y texto vía revista Traveler.